A mi de pequeña, me encantaba jugar con mis padres los fines de semana, a cualquier juego de mesa. Parchis, dominó, operación, tragabolas, los barquitos o cualquiera de los juegos que tocara en el momento. Antes de empezar el juego, leíamos o hablábamos entre tod@s, sobre las reglas en que se iba a basar el juego y si había disparidad, se llegaban a acuerdos y sólo entonces el juego arrancaba.
De ésta forma y poco a poco, mi hermano y yo aprendimos, que para jugar, siempre existen una reglas, compartir, participar, crecer, desarrollarnos e incluso entender que la fortuna a veces sonríe a unos y a veces a otros. Ya en el juego, las cosas discurrían tranquilas hasta que, por pillería, cansancio o lo que fuera, alguno decidía saltarse las reglas o cambiarlas sobre la marcha, evidentemente para tomar ventaja.
En ésas ocasiones, se armaba la de San quintín y por supuesto, el caso solía cerrarse, con la expulsión del juego y la etiqueta de Tramposo para el infractor. De ésta forma, aprendíamos también que las cosas funcionaban parecidas en la Vida.
Y digo parecidas porque la Vida no es de éste tipo de juegos, porque en ella participan muchas Personas y sus Reglas son diferentes, pues deciden el futuro y camino de Tod@s, aunque de un tiempo a ésta parte, parece que se haya trastocado la forma de jugar.
Hay gente "muy seria", a la que les hemos encargado marcar las reglas para Tod@s, y como somos much@s, por votación se ha delegado en algunos de ell@s para que las planifiquen, estructuren y pongan en marcha. Elegimos a és@s delegad@s, en una buena parte, en función de lo que nos cuentan antes de empezar el juego, sobre cómo van a llevar a cabo todo ése trabajo.
Aquí nuestra primera sorpresa, pues resulta que una vez elegidos, parecen dedicarse a hacer lo contrario y sin dar explicaciones, de aquello que en un principio era el camino a seguir. Y primero nos sorprendimos, luego nos enfadamos y después estamos tan cansados que no hemos ido dejando llevar por ésta deriva sin expulsarlos del juego. y la verdad, dudo que les hayamos dicho lo suficientemente alto, que son unos Tramposos.
Pero es que, hay más sorpresas, ya que nos están intentando acostumbrar a que las Reglas, también se pueden cambiar sobre la marcha y sin intentar disimular ni un poquito, que lo único que intentan, es sacar ventaja. Y así tenemos a presidentes, ministros, alcaldes y políticos de cualquier altura y anchura, que creen que por el hecho de haber sido elegidos, pueden montar y desmontar los juegos a su manera.
Y claro que no, señores, hay Reglas para las que ha hecho falta mucho tiempo y acuerdos, que permitieran que pudiéramos jugar Tod@s, fueran cuáles fueran nuestra condición, lugar o cultura, y no pueden ustedes venir y cambiarlas de sopetón, sin explicación y en algunos casos, rectificar al día siguiente diciendo algo así como: "Umm, me he equivocado", pero ni lo siento mucho, ni eso de "no volverá a ocurrir" y atentos, que el año que viene las pongo de nuevo.Y ni se van por su propio pie, ni los echamos, incluso hay algunos que de tanto enrocarse, va a hacer falta algo más que votos, para que bajen de sus tronos.
Todas éstas cosas pueden hacer que el juego se torne peligroso, porque no puede haber distintas Reglas, ni formas de aplicarlas, ni maneras de interpretarlas, en función de quién sea el que esté en ése supuesto trono. Y lo que es peor, en éste País, se está empezando a formar la impresión de que no hay reglas, y sin reglas, todo vale, y si todo vale, esto va a dejar de ser un juego bonito.
Así que de partida, yo empiezo por decir que estamos rodeados de Tramposos, que a mi personalmente, siento que me han engañado, que no me gusta éste juego y que la verdad, cuando uno se las salta, las intenta cambiar de forma interesada o no es capaz de estructurarlas de forma que cumplan su cometido, se ha de tener la decencia personal, de permanecer un tiempo en Fuera de Juego.
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